domingo, 6 de diciembre de 2009

nunca hay que confiar en aquellos que se han enamorado de sí mismos nunca hay que esperar que la vida sea justa nunca hay que dar todo de entrada nunca hay que demostrar debilidad nunca hay que tener poca paciencia nunca hay que dejar que el universo se colapse nunca hay que ver a través de los ojos del otro nunca hay que sentir pena nunca hay que desear lo inalcanzable nunca hay que llorar en silencio nunca hay que acercarse en demasía nunca hay que volver al principio nunca hay que quedarse sin palabras nunca hay que caminar viendo al suelo nunca hay que señalar el error nunca hay que perder la razón nunca hay que vivir en el otro. nunca hay que leer este texto.

la última vez que me enamoré dejé que el universo se colapsara sobre mi piel. en ese colapso se me laceraron los dedos y los labios, se me demacraron los ojos y mi mirada se vio arruinada por falsas promesas envueltas en una sonrisa amistosa. la naturaleza individual hace del egoísmo una recurrencia en lo cotidiano. es patético cuando ese egoísmo surge en búsqueda de lo ordinario. nunca tendré la capacidad de transformarme en eso que el mundo quiere que yo sea, así como nunca podré tampoco ser esa persona que al resto de todos les conviene que sea. lo anterior crea una problemática que ahora me arroja al egoísmo de mi individualidad. ya también soy cotidiana. como tú.

last night i woke up thinking about the sound of my soul

then i remembered the terrible emptiness

lately had surrounded me,

hollow and in-shadow space merging into chaos.