domingo, 6 de diciembre de 2009

la última vez que me enamoré dejé que el universo se colapsara sobre mi piel. en ese colapso se me laceraron los dedos y los labios, se me demacraron los ojos y mi mirada se vio arruinada por falsas promesas envueltas en una sonrisa amistosa. la naturaleza individual hace del egoísmo una recurrencia en lo cotidiano. es patético cuando ese egoísmo surge en búsqueda de lo ordinario. nunca tendré la capacidad de transformarme en eso que el mundo quiere que yo sea, así como nunca podré tampoco ser esa persona que al resto de todos les conviene que sea. lo anterior crea una problemática que ahora me arroja al egoísmo de mi individualidad. ya también soy cotidiana. como tú.

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