Práctica común es que uno busque plasmar códigos escritos en la piel que porten cargas de significados más allá de la literalidad de una palabra. En muchas ocasiones, dichos códigos se expresan en sistemas lingüísticos alejados de nuestro a veces poco querido español. Ya sea por el estilismo de algunos sistemas de ideogramas, o simplemente por el hecho de marcar la piel con versos ininteligibles para muchos, reconocibles por muy pocos: los tatuajes escritos en otras lenguas son toda una cotidianeidad cutánea.
Ya sea que se trate de un sema, un concepto abstracto, una frase o una oración, la importancia del significado de un tatuaje no radica en el sistema en el que éste se exprese, es decir, no importa qué tanto te guste el brazo que David Beckham trae en sánscrito, o el cuello de Spears garabateado en hebreo; ni siquiera hay que pensar en lenguas tan exóticas, el error de significado o tipográfico puede suceder en cualquiera. Aguas.
Si el sentido común no es consejo suficiente, es necesario que tengas en mente revisar una, dos o hasta tres veces si ese kanji que tanto quieres realmente significa el concepto que buscas y no se trata de una mala broma del chino del restaurante de Revolución. Por lo tanto, busca en fuentes fiables el significado que verdaderamente buscas, o permite que el español (con buena ortografía) sea lo que te permita transmitir el mensaje: tiene mucho más sentido conceptualizar un tatuaje correctamente a que la próxima vez que vayas a India la gente se mofe de lo que tú crees que dice iluminación cuando en realidad dice curry con papas.
@DeEspejel
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